La máquina llamada Vida Orgánica en la Tierra no sólo
transmite fuerzas descendentes por el Rayo de Creación, sino que crea dentro de
sí ciertas fuerzas que pasan a la creciente Luna y la ayudan a desarrollarse.
La Luna se alimenta de la Vida Orgánica, además de recibir fuerzas que pasan
por el Rayo. Por ejemplo, todo el sufrimiento inútil en la Tierra es alimento
para la Luna, tal como las emociones negativas. El dolor es alimento para la
Luna y por esta razón se dice a veces que la Vida Orgánica es una fábrica de
dolor. El dolor y la muerte alimentan a la Luna y se requiere cierta cantidad
de ellos. Por esta razón, aquellos que lo comprendían iniciaron sacrificios en
épocas pasadas.
Pero es preciso comprender que el Hombre no tiene significación
alguna, sino como una parte de la Vida Orgánica para la Luna.
Pero respecto del Sol, que lo ha creado (de acuerdo al Rayo de Creación), el hombre tiene la mayor de las significaciones si se empeña en encontrarlas. Tiene aquí una puerta abierta para él — que no lo conduce al gigantesco Rayo, sino a una escala separada junto a él. Este es uno de los significados de la parábola del Hijo Pródigo: el Hombre puede volver junto al Padre.
Pero respecto del Sol, que lo ha creado (de acuerdo al Rayo de Creación), el hombre tiene la mayor de las significaciones si se empeña en encontrarlas. Tiene aquí una puerta abierta para él — que no lo conduce al gigantesco Rayo, sino a una escala separada junto a él. Este es uno de los significados de la parábola del Hijo Pródigo: el Hombre puede volver junto al Padre.