El hombre se encuentra situado en un Ser llamado Tierra cuyo período de evolución es muy extenso si se lo compara con la vida del Hombre. Antes de que la Tierra evolucione hasta llegar al estado del Sol, deben pasar muchos millones de años de nuestro tiempo.
Para la tierra es meramente toda su vida. Sin embargo, la Tierra puede dejar de evolucionar, en cuyo caso se desmenuzará en una masa de pequeños fragmentos que girarán en torno del Sol como minúsculos "planetas" o "asteroides". Entre las órbitas de Marte y Júpiter hay gran cantidad de estos asteroides. (es decir había un planeta antes).
Ahora bien, la evolución de la Tierra es demorada por la evolución de la Luna. De acuerdo con la enseñanza del Trabajo, el tiempo que necesita un planeta para evolucionar es alrededor de ochenta mil millones de años del tiempo del Hombre.
Para el planeta mismo es un período de ochenta años en la escala de su tiempo. Puesto que la Tierra está en estrecha relación con su Luna, la evolución de la primera es demorada por el estado de la segunda. En realidad hay influencias —vibraciones y materias muy finas—que llegan continuamente a la Luna desde la Tierra y la alimentan del mismo modo que el Sol alimenta a la Tierra. Por ejemplo, todo el inútil sufrimiento humano, las emociones negativas y la violencia en la Tierra, alimentan a la Luna. Puesto que nada se pierde en el Universo.
Para la tierra es meramente toda su vida. Sin embargo, la Tierra puede dejar de evolucionar, en cuyo caso se desmenuzará en una masa de pequeños fragmentos que girarán en torno del Sol como minúsculos "planetas" o "asteroides". Entre las órbitas de Marte y Júpiter hay gran cantidad de estos asteroides. (es decir había un planeta antes).
Ahora bien, la evolución de la Tierra es demorada por la evolución de la Luna. De acuerdo con la enseñanza del Trabajo, el tiempo que necesita un planeta para evolucionar es alrededor de ochenta mil millones de años del tiempo del Hombre.
Para el planeta mismo es un período de ochenta años en la escala de su tiempo. Puesto que la Tierra está en estrecha relación con su Luna, la evolución de la primera es demorada por el estado de la segunda. En realidad hay influencias —vibraciones y materias muy finas—que llegan continuamente a la Luna desde la Tierra y la alimentan del mismo modo que el Sol alimenta a la Tierra. Por ejemplo, todo el inútil sufrimiento humano, las emociones negativas y la violencia en la Tierra, alimentan a la Luna. Puesto que nada se pierde en el Universo.