A los 5 Sólidos Platónicos se les considera la base de la estructura de la vida orgánica y de las obras de creación humana. Los podemos encontrar en la vida animal y orgánica, en los minerales, en el sonido, en el lenguaje, en la música, en las artes plásticas, en la arquitectura, en las obras de ingeniería, etc.
Los cinco Sólidos Platónicos son los 5 estados de la materia:
- El Tetraedro (Fuego), cuyas caras son cuatro triángulos equiláteros iguales.
- Octaedro (Aire), cuyas caras son ocho triángulos equiláteros iguales.
- El Icosaedro (Agua), que tiene veinte caras conformadas por veinte triángulos equiláteros iguales.
- El Cubo o Hexaedro (Tierra), que es un poliedro cuyas caras son seis cuadrados iguales.
- El Dodecaedro (Eter), que es un poliedro de doce caras conformadas por doce pentágonos regulares.
El Número Uno es la Unidad (el Punto). Añadiendo la unidad a la unidad, se pasa del Punto a la Línea, determinada por dos puntos añadiendo a estos dos puntos otro punto se puede pasar al Plano con el Triángulo y añadiendo todavía la unidad se puede pasar al Espacio con el Tetraedro.
El número 4 simbolizado por el Tetraedro, o Pirámide es la última partícula que constituye los cuerpos, el átomo o molécula de la Materia. El número Cuatro es, en el sentido genérico griego y pitagórico de la perfección, el número perfecto. El conjunto de la mónada, de la díada, de la tríada y de la tétrada contiene el Todo: el punto, la línea, la superficie y el mundo concreto material sólido; y no se puede ir más allá. Así pues, la suma: 1 + 2 + 3 + 4 = 10 ya sea el conjunto, o la tétrada de la unidad, de la dualidad, de la trinidad y de la tétrada, ya sea la década, es perfecta y contiene el todo. Esta suma es la Quintaesencia o el Quinto Elemento (el Éter).
El Éter era un aire extremadamente sutil, mezclado con Fuego, y era Divino: Este Éter estaba animado continuamente por un movimiento circular y era inteligente. El Éter -que es el alma del mundo, lo que los hombres llaman Dios- mantenía continuamente las Esferas en su movimiento circular. De ahí viene la palabra ‘Universo’, del latín Universus, (que gira siempre en el mismo sentido). Para Platón el Éter era el mismo Dios, e incluso relacionó las palabras de ‘Éter’, aither y ‘Dios’, theos. Este Éter está animado sobre todo por la necesidad y el deseo de corporificarse a través de los Cuatro Elementos
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