Jesús fue a la ciudad del Sol, que los hombres llaman
Heliópolis y pidió ser admitido en el Templo de la sagrada Familia.
El Consejo de la Fraternidad reunióse y Jesús Púsose de pie
ante el hierofante; él contestó todas las preguntas que le fueron hechas con la claridad y
con firmeza; el hierofante exclamó: Rabboni del rabinato, ¿por qué encuentras tú aquí? Tu
sabiduría es la sabiduría de los Dioses, ¿Por qué buscas sabiduría en los templos del saber humano?
Y Jesús dijo: en todos los caminos de la vida terrenal yo
debo andad; en todos los templos del conocimiento debe sentarme; a las alturas que cualquier
hombre ha escalado, a esas debo llegar. Con lo que cualquier hombre ha sufrido, yo debo
confrontarme, para que pueda yo conocer los dolores, las desilusiones y las violentas
tentaciones que sufre el hombre mi hermano, a fin de que pueda saber precisamente cómo debo
auxiliar a aquellos que han de menester ayuda.
El maestro dijo: Presta pues, el juramento de la fraternidad secreta. Y Jesús prestó el
juramento de la secreta Fraternidad.
De nuevo el maestro habló y dijo: Las mayores alturas son conquistadas por aquellos que
descienden a las mayores profundidades; y tú descenderás a las más grandes profundidades.
El guía entonces condújole y en la fuente del templo Jesús se bañó, y cuando le fue puesto
el vestido apropiado, quedó de nuevo de pie ante el hierofante.
El maestro tomó de la pared un pergamino en el que estaban escritos el número y el
nombre de cada atributo y característica distintiva.
Y dijo:
El círculo es en símbolo del hombre perfecto y siete el número del perfecto hombre. El Logos es el verbo perfecto; el que crea: el que destruye y el que salva.
El círculo es en símbolo del hombre perfecto y siete el número del perfecto hombre. El Logos es el verbo perfecto; el que crea: el que destruye y el que salva.
Este maestro hebreo es el logos del Santo Uno, el Círculo de la humana raza, el Siete del
tiempo.
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